viernes, 30 de noviembre de 2018

SAN ANDRES., EL " PROTÓCLITO..................

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El evangelista san Juan narra en el capítulo primero de su evangelio la vocación de los primeros apóstoles. Es muy posible que de todos los acontecimientos que vivió junto a Jesús guardara un recuerdo entrañable, muy vivo de su primer encuentro con Cristo, que precisamente está recogido en el citado capítulo. Cuando lo puso por escrito, se acordaba perfectamente de la hora exacta.

Al día siguiente, otra vez hallándose Juan con dos de sus discípulos, fijo la vista en Jesús, que pasaba, y dijo: He aquí el Cordero de Dios. Los dos discípulos, que le oyeron, siguieron a Jesús. Se volvió Jesús a ellos, viendo que le seguían, y les dijo: ¿Qué buscáis? Le dijeron: Rabbí, que quiere decir Maestro, ¿dónde moras? Les dijo: Venid y ved. Fueron, pues, y vieron dónde moraba, y permanecieron con Él aquel día. Era como la hora décima. Era Andrés, el hermano de Simón Pedro, uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús (Jn 1, 35-40).
En esta meditación vamos a considerar la figura de san Andrés. Y comenzamos con su encuentro con el Señor, cuyo relato acabamos de leer. Cuando el Bautista les mostró al Mesías, seguramente tanto Andrés como Juan, sintieron en su interior un fuerte impulso que les empujó casi físicamente a seguir a Jesús. La personalidad del Señor les cautivó desde el primer momento.
También en nuestros días Cristo pasa al lado de muchas personas. Personas que conviven junto a nosotros en las Universidades, en los lugares de trabajo, en el mismo bloque de la vivienda, en los campos de deporte…, y que aún no conocen a Cristo ni han descubierto la gran de verdad del amor de Dios. Personas que viven con los ojos puestos en horizontes engañosos, o persiguen ilusiones que, una vez alcanzadas, dejan posos de insatisfacción en el alma. Y tú y yo hemos de mostrarles a Cristo que pasa, hemos de  invitarles a conocer a Jesús de cerca, hemos de ayudarles a buscar, a encontrar y a amar a Dios en su trabajo y en su vida ordinaria.
Quizá se resistan o pongan pegas, pero les diremos lo mismo que dijo Felipe a Natanael: ven y verás, que son los mismos verbos que empleó Jesús cuando Andrés y Juan le preguntaron: ¿dónde moras? Y si se acercan a Jesús, también esas personas -si acuden con buena fe, con deseos de hallar la verdad- experimentarán el gozo de conocerle. Y como san Andrés, disfrutarán de momentos extraordinarios de la compañía del Señor, del único Maestro que tiene palabras de vida eterna..
Pero también hay otras personas que, sin estar alejadas de Dios, se conforman con poco. En  vez de aspirar a la santidad, se quedan con un ir tirando sin hacer cosas malas, cuando pueden y deben hacer mucho bien. A éstas hay que abrirles los horizontes maravillosos de la entrega, del apostolado, de la alegría de trabajar en la viña del SeñorEs muy necesario que aumente el número de discípulos de Jesucristo que sientan la importancia de entregar la vida, día a día, por la salvación de las almas, decididos a no retroceder antes las exigencias de su vocación a la santidad (San Josemaría Escrivá).
Ven y verás. Sí, hay que acudir al Señor para estar con Él, pero sin prisas. Andrés y Juan permanecieron con el Maestro el resto del día. Se necesita tiempo para la oración, para el diálogo divino y humano con Jesús, el único que puede saciar nuestra sed de verdad. Y cada uno, en esa conversación con Cristo, podrá tenerlos mismos sentimientos que tuvieron Andrés y Juan.  La palabra del Señor, llena de autenticidad, penetraría hasta en lo más interior de sus corazones. Aquella conversación no perdería en ningún momento interés, sino todo lo contrario. Según iba pasando el tiempo, cada uno se afianzaría en la convicción de que lo que estaba ocurriendo no era casual, sino algo previsto por Dios. Tendrían la sensación que el mismo Dios les estaba hablando, que se dirigía personalmente a ellos, que unos ojos omnipotentes, profundos como un océano infinito, los ojos de Dios les miraba, se habían posado en ellos.
¿Qué sabemos de san Andrés? Es uno de los doce apóstoles. Natural de Betsaida. Curiosamente, su nombre no es hebreo, como se podría esperar, sino griego, lo cual puede ser una señal de que su familia tenía cierta apertura cultural. No olvidemos que Betsaida era una localidad de Galilea, donde la lengua y cultura griegas estaba bastante presentes. También se conoce su oficio: se dedicaba a la pesca.
El cuarto evangelio dice de él que era discípulo de san Juan Bautista, lo que muestra que era un hombre que buscaba, que compartía la esperanza de Israel, que quería conocer más de cerca la palabra del Señor, la realidad de la presencia del Señor. Era verdaderamente un hombre de fe y de esperanza.
Un día, cuando escuchó que Juan Bautista proclamaba a Jesús como el cordero de Dios se interesó y, junto a otro discípulo, siguió a Jesús. El evangelista refiere: Vieron dónde vivía y se quedaron con Él. Así pues, Andrés disfrutó de momentos extraordinarios de intimidad con Jesús.
Sorprendentemente el evangelista Juan no contó nada de lo que pasó y se dijo en todo el tiempo en que Andrés y él estuvieron reunidos con el Señor. Por tanto, se ignora el tema de la conversación, o si ocurrió algo de particular relieve, y según parece, nunca lo sabremos. Pero sí se sabe es que salieron radiantes de esa reunión, con una alegría desbordante que no tiene cabida en un solo corazón. ¡Habían encontrado al Mesías! El resultado de aquel primer encuentro fue bien elocuente. La narración evangélica continúa con una observación significativa: Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro. Encontró él luego a su hermano Simón, y le dijo: “Hemos hallado al Mesías, que quiere decir el Cristo”, y lo condujo a Jesús (Jn 1, 40-43), demostrando inmediatamente un espíritu apostólico fuera de lo común. Era tan grande su gozo que enseguida quiso que otros -parientes, amigos- conocieran la entrañable noticia: Hemos encontrado al Mesías, y así fueran también partícipes de su misma alegría.
San Andrés fue el primero de los Apóstoles en ser llamados a seguir a Jesús. Por este motivo se le honra con el apelativo de protóclito, que significa precisamente el primer llamado. San Mateo cuenta que Jesús caminando, pues, junto al mar de Galilea vio a dos hermanos: Simón, que se llama Pedro, y Andrés, su hermano, los cuales echaban la red en el mar, pues eran pescadores; y les dijo: Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres. Ellos dejaron al instante las redes y le siguieron (Mt 4, 18-20). Más adelante, el Maestro dirá a sus apóstoles: La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a sus mies (Mt 9, 37-38).
El apóstol Andrés tuvo siempre presentes estas palabras del Señor. Él había sido llamado para ser apóstol de Cristo. Los que estamos aquí, por ser cristianos, también hemos recibido una vocación apostólica. Y esta llamada lleva consigo dos cosas: Estar con Jesús y, como enviados, salir al encuentro de la gente: estas dos cosas van unidas. Estar con Cristo y ser enviados son dos cosas inseparables. Sólo quienes están “con Él” aprenden a conocerlo y pueden anunciarlo de verdad. Y quienes están con Él no pueden retener para sí lo que han encontrado, sino que deben comunicarlo. Es lo que sucedió a Andrés, que le dijo a su hermano Simón: “Hemos encontrado al Mesías”. “Y lo llevó a Jesús”, añade el evangelista (Benedicto XVI, Homilía 11.IX.2006).
Esta idea de unión entre estar con Jesús y ser enviado, la expresó San Josemaría Escrivá cuando escribió en CaminoPrimero, oración; después, expiación; en tercer lugar, muy en “tercer lugar”, acción (n. 82). Y en SurcoLas vocaciones de apóstol las envía Dios. Pero tú no debes dejar de poner los medios: oración, mortificación, estudio o trabajo, amistad, visión sobrenatural…, ¡vida interior!(n. 190).
Dirigiéndose a los sacerdotes, pero también nos vale a nosotros, el papa Benedicto XVI decía: La experiencia confirma que cuando los sacerdotes, debido a sus múltiples deberes, dedican cada vez menos tiempo para estar con el Señor, a pesar de su actividad tal vez heroica, acaban por perder la fuerza interior que los sostiene. Su actividad se convierte en un activismo vacío (Homilía 11.IX.2006).
Acción, sí, pero antes oración, trato con vida, mortificación, y entonces el apostolado será una superabundancia de la vida interior (Cfr Camino, n. 961). Andrés y los demás Apóstoles realizaron una extensa tarea de evangelización porque estuvieron con Cristo.

En una de las ocasiones en las cuales aparece San Andrés, fue en Jerusalén. Al salir de la ciudad, un discípulo le mostró a Jesús el espectáculo de los poderosos muros que sostenían el templo. La respuesta del Maestro fue sorprendente: dijo que de esos muros no quedaría piedra sobre piedra. Entonces Andrés, juntamente con Pedro, Santiago y Juan, le preguntó: Dinos cuándo sucederá eso y cuál será la señal de que todas están cosas están para cumplirse (Cfr Mc 13, 1-4). Como respuesta a esta pregunta, Jesús pronunció un importante discurso sobre la destrucción de Jerusalén y sobre el fin del mundo, invitando a sus discípulos a leer con atención los signos del tiempo y a mantener siempre una actitud de vigilancia. De este episodio podemos deducir que no debemos tener miedo de plantear preguntas a Jesús, pero, a la vez, debemos estar dispuestos a acoger las enseñanzas, a veces sorprendentes y difíciles, que él nos da(Benedicto XVI, Discurso 14.VI.2006).
San Andrés murió mártir en Patrás, sufriendo el suplicio de la crucifixión. En el momento de su martirio, como su hermano Pedro, pidió ser colocado en una cruz distinta de la de Jesús. En su caso se trató de una cruz en forma de aspa, es decir, con los dos maderos cruzados en diagonal, que por eso se llama cruz de san Andrés.
Según un relato antiguo -inicios del siglo VI-, titulado Pasión de Andrés,cuando el apóstol vio la cruz en la que había de ser crucificado pronunció las siguientes palabras: ¡Salve, oh Cruz, inaugurada por medio del cuerpo de Cristo, que te has convertido en adorno de sus miembros, como si fueran perlas preciosas! Antes de que el Señor subiera a ti, provocabas un miedo terreno. Ahora, en cambio, dotada de un amor celestial, te has convertido en un don. Los creyentes saben cuánta alegría posees, cuántos regalos tienes preparados. Por tanto, seguro y lleno de alegría, vengo a ti para que también tú me recibas exultante como discípulo de quien fue colgado de ti… ¡Oh cruz bienaventurada, que recibiste la majestad y la bellezas de los miembros del Señor!… tómame y llévame lejos de los hombres y entrégame a mi Maestro para que a través de ti me reciba quien por medio de ti me redimió. ¡Salve, oh cruz! Sí, verdaderamente, ¡salve!




miércoles, 8 de agosto de 2018

SANTO DOMINGO DE GUZMAN - SANTA CRUZDE TFE.- TENERIFE- ISLAS CANARIAS

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8 DE AGOSTO
SANTO DOMINGO DE GUZMAN - SANTA CRUZDE TFE.- TENERIFE- ISLAS CANARIAS

Iglesia de Santo Domingo de Guzmán (Santa Cruz de Tenerife)
La Parroquia de Santo Domingo de Guzmán se encuentra en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife (Islas Canarias, España). Está situada junto a la popular Avenida Tres de Mayo de la ciudad, en el barrio de La Victoria. La iglesia toma el nombre del santo católico Santo Domingo de Guzmán.
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Arquitectónicamente destaca sobre todo el campanario de la iglesia, que es su elemento más característico. La iglesia se compone de tres naves, entre las que se encuentra la central, con cubierta a dos aguas y con una anchura de 9,18 metros. Las laterales se cubren a una sola agua, y cuentan con una anchura de 4,70 metros cuadrados. De igual modo, la forma de su planta es en cruz latina, y el crucero cuenta con cuatro arcos de medio punto sobre los que se dispone el cimborrio o cúpula, que se eleva hasta unos 18 metros.


No hay texto alternativo automático disponible.Entre las imágenes religiosas destaca, la imagen de la Virgen de Fátima, patrona de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife. Dicha imagen es propiedad de la propia Policía Local, e incluso fué enviada al Vaticano para ser bendecida por el Papa. De gran calidad artística son también las imágenes de Santo Domingo de Guzmán, la Virgen del Carmen y San José de Nazaret, entre otras.

miércoles, 11 de julio de 2018

AURORAS............ EL CARMEN DE LA ISLETA


Rosario de la Aurora
A partir del 8 de julio y cada día hasta el día 16, la imagen de la Virgen recorre las calles del barrio a partir de las 5:00 de la madrugada en "Rosario de la Aurora", rezando los misterios del Rosario correspondiente de cada día.

domingo, 1 de julio de 2018

SAN AARON , 1 DE JULIO





SAN AARON , 1 DE JULIO
San Aarón, sacerdote de la ley mosaica, 1471 a. de J. C. Hermano de Moisés, como se explicaba con más facilidad que su hermano, que tartamudeaba, fue el encargado de dirigir la palabra a Faraón para pedirle que dejase salir al pueblo de Dios de la tierra de Egipto. Hizo las veces de caudillo de su pueblo cuando Moisés subió al monte a orar y a recibir las tablas de la Ley; pero tuvo la fragilidad de dejar al pueblo apostatar y adorar un becerro de oro.


Sostuvo los brazos de su hermano, cuando Moisés oraba para que el pueblo no pereciese bajo la espada de los amalecitas. Murió en el monte Hor, a la vista de la tierra de promisión; pero no entró, en castigo de su desconfianza, en Cades, cuando Moisés hirió la roca con su vara para hacer brotar agua en abundancia. Su hijo Eleázaro le sucedió en el sacerdocio.


jueves, 28 de junio de 2018

Parroquia Matriz y Arcipreztal de san Lorenzo, diácono y mártir




La parroquia matriz y arcipreztal de san Lorenzo, diácono y mártir, se encuentra en el municipio grancanario de Las Palmas de Gran Canaria. Asentada en el pueblo de San Lorenzo fue construida en el siglo XVII, tras ser concedido el permiso por el obispo de Canarias, Francisco Sánchez de Villanueva y Vega. 
Esta parroquia forma el arciprestazgo de san Lorenzo junto a las parroquias de Tamaraceite, Tenoya y Lomo Los Frailes, dentro de la vicaría episcopal de Las Palmas en la diócesis de Canarias.
La parroquia matriz de san Lorenzo es la segunda parroquia más antigua de la ciudad, después del Sagrario Catedral. Un bello edificio, de Bien de Interés Cultural, que cuenta con un rico patrimonio religioso, artístico y cultural, que ha ido adquiriendo y conservando durante más de 330 años de historia.
Su patrono principal es san Lorenzo, cuyos festejos son en agosto, y Nuestra Señora del Buen Suceso y san Sebastián de Narbona como compatronos.
Esta parroquia cuenta con un archivo histórico de gran importancia y con un cementerio parroquial. Además, administra tres parroquias anejas: Inmaculada de la Medalla Milagrosa (La Milagrosa, Altos de San Lorenzo), san Gregorio Magno (Siete Puertas) y san Francisco de Asís (Almatriche Alto).

El cáliz de filigrana de origen también americano así como el marco de plata en que se custodia una reliquia de san Lorenzo con certificado de autenticidad. Dicha reliquia fue traída por el rey Felipe II de España



Cáliz de Filigrana. Único en el mundo. 
Procedente de México

La ermita se bendijo en el año 1645 con una imagen de san Lorenzo, de pequeño tamaño, llamado cariñosamente san Lorenzo "El Chico", señal inequívoca que la imagen grande del santo aún no había llegado al Lugarejo. 
Posiblemente llegara por aquellos primeros momentos, pero lo que sí es seguro es que hacia el año 1662 ya se encontraba en la ermita.
San Lorenzo "El Chico". 
Primera en llegar a la ermita. Siglo XVII. Madera policromada




San Lorenzo




martes, 26 de junio de 2018

NTRA. SRA. DEL PERPETUO SOCORRO




NTRA. SRA. DEL PERPETUO SOCORRO
27 DE JUNIO
La Virgen del Perpetuo Socorro es una advocación mariana. La imagen original es un icono procedente de Creta y venerado en Roma en la iglesia de los Agustinos, a finales del siglo XV, y desde 1866 en la iglesia romana de San Alfonso. La datación del icono es difícil de precisar. Unos los sitúan entre siglos X y XI, y otros a comienzos del siglo XV. Su festividad se celebra el 27 de junio.

sábado, 19 de mayo de 2018

Pentecostés, la venida del Espíritu Santo (cincuenta días después de la Resurrección).




Pentecostés (del griego πεντηκοστή pentēkostḗ ‘quincuagésimo’) es el término con el que se define la fiesta cristiana del quincuagésimo día del Tiempo de Pascua. Se trata de una festividad que pone término a ese tiempo litúrgico y que configura la culminación solemne de la misma Pascua, su colofón y su coronamiento.
Durante Pentecostés se celebra la venida del Espíritu Santo y el inicio de las actividades de la Iglesia. Por ello también se le conoce como la celebración del Espíritu Santo. En la liturgia católica es la fiesta más importante después de la Pascua y la Navidad. La liturgia incluye la secuencia medieval Veni, Sancte Spiritus.

En las Iglesias ortodoxas existen además la celebración de las «Tres Divinas Personas» o de la Santa Trinidad. Las Iglesias occidentales celebran para esta ocasión desde el siglo XIV su propia fiesta llamada «Trinitatis» —la fiesta de la Santísima Trinidad— una semana después del Pentecostés.

En las narraciones sobre Pentecostés de los Hechos de los Apóstoles,​ se le adjudica al Espíritu Santo (en congruencia con el Antiguo Testamento) características milagrosas (carismas): él ofrece valentía y libertad, posibilita la comprensión (glosolalia), y fortifica una comunidad universal.

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